Hoy salimos un rato de la tónica habitual de los dulces decorados con fondant para escaparnos a los años 90 en los que triunfaban aquellas finas chocolatinas rellenas de menta llamadas After Eight. ¿Quién no ha sacado alguna vez estas láminas junto al café de la sobremesa?
No obstante, debo confesar que no es un dulce que me pirre. La crema de menta siempre me ha sabido a pasta de dientes Colgate... Lo siento por sus fans más acérrimos pero es así.
Pero ¡oh sopresa! Mis conflictos con esta chocolatina han acabado. El maestro pastelero Christian Escribà ha conseguido que me enamore del After Eight en su versión más auténtica.
Como veis, hace unos días preparamos sus brochetas de menta fresca bañadas en chocolate oscuro. Son una delicia y además te pueden solucionar la decoración de la mesa.
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